La razón principal es que yo amo mi país, esa es la razón básica.
Chávez me enseñó a querer mi país.
El hecho de que tú te preocupes por tu prójimo, por la convivencia, por el ambiente, es un cambio importante. Antes uno era como más encerrao, era lo mío y punto. Ahora es lo nuestro.
Antes estabamos tan infiltrados que más fácil era conocer lo extranjero que lo nuestro.
Cuando empiezo a recibir los beneficios de las misiones, porque yo sí me beneficio del Mercal, de los CDI de Misión Barrio Adentro, ahí escuando realmente me doy cuenta de los beneficios de las misiones, y no sólo para mí, sino para mi familia, aún teniendo un seguro.
También me doy cuenta de que quiero a mi país cuando hago memoria y recuerdo que otras personas se llevaban los recursos y nos dejaban las sobras, si acaso.
El grande se comía al chiquito, así nos estaban haciendo. Ahora lo nuestro es verdaderamente nuestro.
En mi caso particular, yo estudiaba diseño en un instituto privado y trabajaba en la Torre FEDECAMARAS, pero cuando mis empleadores supieron que yo estaba embarazada, me despidieron. Tuve que dejar de estudiar. Con la liquidación traté de subsistir un tiempo, menos mal que mi familia me ayudó. En cambio ahora yo veo que con la nueva Ley de Trabajo (LOTT), protegen más a la mujer y a los niños. Eso en este momento no me hubiese pasado.
Cuando El Caracazo, la gente salió desesperada a saquear comida del abasto cerca de donde yo vivo y la Guardia Nacional, sin ninguna consideración, fue a sacar a la gente con bombas lacrimógenas, ¡Nos estabamos ahogando! Ésa fecha me marcó para siempre.
Cuando el Paro Petrolero, yo vivía en La Guaira, era indignante ver cómo los bancos estaban cerrados, cerrados con mi dinero adentro y yo no podía comprarle la leche y la comida a mis hijas, sólo porque alguien decidió cerrarlos. Eso lo decidió una élite, para ese tiempo el Banco de Venezuela era del Grupo Santander.
Tenías que pasar el día entero haciendo la cola para poder llenar el tanque de gasolina, imagino que esos banqueros no hacían la cola.
Siempre he visto a Chávez como la esperanza, y los hechos lo confirman. Más allá de nuestras fronteras él es la esperanza para la gente. Más allá del periódico y la TV, Chávez nos ha traspasado su amor.
¡Yo sigo resteada con él hasta donde sea!
Ojo: No soy fanática, veo nuestros errores, soy crítica, pero verdaderamente él es la esperanza. Tú lo quieres como que fuera de tu familia.
Es un maestro y cada vez que nos habla, nos enseña algo de historia, geografía, cultura y hasta de la vida, y quiero que continúe su mandato porque no quiero regresar al hoyo negro donde nos sumergieron por tantos años.
Uno siente a Hugo, como parte de la familia o como a un pana y si me escuchara en este momento le diría:
¡Hola Hugo, cuenta conmigo, que también quiero Patria!
Dileny Jiménez
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